29 diciembre 2011

Llega la Navidad, la familia se reúne para celebrar el nacimiento de Jesús (?), se hacen las típicas comidas que empiezan a las dos y terminan a las ocho, y ya las empalmas con la cena... Todo esto esta muy bien, pero que pinta aquí un señor de rojo que entra en las casas y deja regalos?? Donde esta el espíritu navideño en esta acción?
Sin tener en cuenta que este "sujeto" esta allanando una propiedad privada, de donde salio? En la época de los romanos ya daba regalos al Cesar?
Únicamente apareció por el deseo de una multinacional de conseguir un poco mas de dinero, otra escusa para que la gente tenga de comprar, que si esto para el primo, eso para la hija pequeña, eso para el nieto... Y así volvemos a gastar, veinte euros por el coche, treinta por la muñeca, sesenta el videojuego... No esta mal hacer estos regalos, pero es necesario gastarse doscientos euros en un día solo porque alguien dijo que ese señor gordito tiene que llevar regalos a todo el mundo?

Creo que seria mejor que las Navidades fuesen únicamente para estar con la familia, los que viven lejos... y si quieres hacer un detalle y regalar algo que sea porque tu quieres, no porque una tradición sin origen claro te "obligue" a comprar cosas para todos

28 diciembre 2011

Consumismo navideño


Muchos celebramos la navidad, es más casi todos la celebramos, los que no la celebran los vemos como a raritos, ¿no? ¿Bueno pero alguna vez hemos analizado bien sobre lo que hacemos en navidad? ¿Nos hemos parado a pensar porque nos ponemos a comprar a pesar de que sea la época en que más caras son las cosas? Muchos me responderían que en navidad lo que hacemos es quedar con toda la familia y todo lo que compramos es por un detalle hacia los nuestros seres queridos y no importa si nos tenemos que gastar un poco más para hacerlo. Bien, pues según ecologistas en acción: “hemos asociado la navidad con comprar impulsivamente pero eso antes no pasaba. El bombardeo publicitario que ya empieza más de un mes antes de estas fechas no mete en la cabeza la idea de que tenemos que comprar, empezando con los más pequeños. Muchos padres son sometidos a la presión de sus hijos y acaban pensando que para demostrarles que les quieren deben comprar muchos regalos. Hay muchas más cosas mejores social y ambientalmente como la artesanía local evitando los embalajes, no sexistas ni bélicos y que estimulen la creatividad.” Yo estoy de acuerdo con lo que dicen ya que no solo desde el punto de vista ambiental colaboramos a empeorar la situación. Creo que no es necesario comprar tanto y que quizás evitar ser manipulados de esta manera por la publicidad, sobretodo la televisiva ya que es donde perdemos más tiempo, y no comprar tantas cosas innecesarias que luego tiraremos por otras más nuevas al cabo de tan poco. En el pasado no hacían falta juguetes para divertirse, así que yo digo que prescindiendo de muchos de estos regalos y estimular la creatividad y la imaginación entre los más pequeños evitando que esta desaparezca con la contaminación de nuestro sistema.

26 diciembre 2011

NAVIDAD: ¿FIESTA RELIGIOSA O COMERCIAL?

Llega Navidad, y con ella reuniones familiares, regalos, alegría, buenos momentos… O al menos eso son los tópicos navideños, es lo primero en lo que solemos pensar cuando alguien nos habla de Navidad.
Aunque en España signifique una fiesta religiosa, en honor al nacimiento de Jesús, se ha puesto muy de moda el hecho de que sea Santa Claus quién adorne todas las calles, tiendas, balcones… Por no decir que parece como si todos los ateos y agnósticos se volvieran repentinamente religiosos, y es por eso que llego a la conclusión que la Navidad no es una fiesta religiosa (ahora ya son pocos quienes lo hacen por esa razón), sino más bien comercial, como lo son todas las fiestas. Ya con un mes de antelación anuncian productos, regalos, canciones, adornos navideños en todos los medios de comunicación. Los televisores parecen como si les hubieran invadido de repente una colección de anuncios capitalistas con falsas alegrías para todos, como si las radios se hubieran trastocado y sólo supieran retransmitir villancicos. El mundo entero se vuelve loco.
Pero, ¿cómo no va a ser comercial una fiesta dentro de un sistema capitalista? Pero he de admitir que a mí, como a todos, me gustan los regalos, esos detalles de la gente que te quiere, o esas llamadas telefónicas que no esperas y te saca una linda sonrisa.
Aún así, es una fiesta que suele contentar a todos, y cuando la gente es más generosa y benévola.


AMIRA FARRÉ JUHOS

LA NAVIDAD: ¿ FIESTA RELIGIOSA O COMERCIAL?

Podríamos decir que en sus orígenes la Navidad, que ahora se celebra el 25 de diciembre, era una fiesta puramente religiosa y que se ha ido transformado lentamente en una fiesta comercial culminando con la aparición de ese personaje viejo y gordo, con aspecto bonachón, vestido de rojo al que llamamos Santa Claus, Papá Noel…
En sus inicios, la Navidad, como ya he dicho, era una fiesta religiosa dónde se conmemoraba el nacimiento de Jesucristo en Belén y además servía para el reencuentro, reuniones familiares y de amigos. Estas fiestas, estaban cargadas de simbolismo cristiano y de alegría. Sin embargo, yo creo que ahora, la gente se concentra más en: las celebraciones, las fiestas, Santa Claus, los Reyes Magos, los regalos o simplemente algunos lo toman como un período vacacional y ya muy pocos se acuerdan de Jesús en estas fechas. Podría decir también que la Navidad del mundo moderno ya no tiene prácticamente nada que ver con la religión de dónde proviene ni con sus ideas solidarias, humildes… las de sus inicios.
Actualmente los centros comerciales empiezan la campaña publicitaria de Navidad en Noviembre, decorando todos los escaparates con motivos navideños y provocando que el mes de Diciembre se convierta en una carrera sin límite en la que muchísima gente se endeuda por encima de sus posibilidades.
En mi opinión el consumismo exagerado de la Navidad está desplazando el verdadero sentido de esta, que se está convirtiendo cada vez más en un negocio mundial que favorece a los fabricantes de juguetes, ropa, comida, perfumes, viajes… Las compras son ahora la mayor actividad de la Navidad ya que todo este consumismo desenfrenado no deja espacio para otra actividad que no sea comprar.
Creo también que actualmente se les está dando demasiada importancia a los regalos de Santa Claus, los Reyes Magos, “la Tronca”… En mi opinión los regalos deberían ser sólo una pequeña parte de esta fiesta y que las casas deberían ser el lugar donde se acoge a la familia y no el “hipermercado de los juguetes”.
Dicho todo esto me gustaría concluir diciendo que es una lástima que se vaya perdiendo el sentido de la Navidad poco a poco y la sociedad se introduzca más y más en el mundo del consumismo. Simplemente tampoco creo que se necesiten tantos juguetes para poder disfrutar de las Navidades, ni decorar todas las calles de lucecitas de colores a principios de noviembre….
¿No va siendo hora de recuperar la cordura?¿a qué estamos esperando?

23 diciembre 2011

LA NAVIDAD: ¿UNA FIESTA RELIGIOSA O COMERCIAL?

La Navidad es una de las más importantes festividades que se celebran durante el año. Podríamos decir que se trata de una de las fiestas más representativas de la religión presente en muchos lugares del mundo, el cristianismo. La Navidad conmemora el nacimiento del niño Jesús, el Mesías. En nuestro calendario, se sitúa en la madrugada del 24 y el 25 de diciembre.

En mi opinión, el paso del tiempo ha provocado que la fiesta de la Navidad evolucione de tal manera que ya no se considera de la misma forma como era en otros tiempos. Primeramente, la Navidad era una fiesta puramente religiosa en que todo su sentido se centraba en el nacimiento de Jesucristo en Belén. Durante muchísimos años, las familias se reunían por Navidad para conmemorar y revivir este acontecimiento, de esta forma, se le daba mucha importancia a la religión en la cual creían. En algunas ocasiones, incluso, el día 24 por la noche, al terminar la comida de Nochebuena, las familias iban a la misa de gallo, una de las más importantes eucaristías dentro del cristianismo. La sociedad avanza a pasos agigantados y esto conlleva que cada vez la religión tenga menos importancia en la vida de las personas. Por este motivo las fiestas navideñas ya no se celebran con una intención religiosa, sino con el fin de que las familias se reúnan y compartan momentos entrañables. Esta fiesta se sitúa en ambientes muy especiales. Cuando llega la Navidad todas la calles se llenan de luces y colores, en todos los balcones hay presentes el conocido Papa Noel y en todas las casas no puede faltar un árbol de Navidad y a veces el Belén. Son fechas en las que la mayoría de los protagonistas son los regalos para mayores, jóvenes y niños, es decir, para todas las edades. Regalos que provocan una ilusión y sentimiento de agradecimiento a quien los recibe. Es necesaria la mención de la gastronomía que en estas fechas también juega un importante papel ya que en todas las reuniones familiares para celebrar la Navidad no puede faltar una exquisita comida. Podríamos decir claramente que entre las decoraciones navideñas, los regalos a los familiares, la abundante comida y todos los otros elementos que también caracterizan la Navidad suponen un elevadísimo gasto económico para la gente. Un gasto que meses después de las vacaciones de Navidad va cobrando factura cada mes y a veces dificulta la estabilidad económica de las familias en general.

En conclusión, la Navidad es una fiesta muy bonita pero que en estos últimos años la sociedad, que evoluciona progresivamente, la ha estado condicionando de tal manera que se ha convertido más en un fiesta comercial y arraigada al consumismo que no en una religiosa. Creo que tendríamos que valorar mucho más el sentido de la Navidad y no tanto a los regalos y tener bien adornado el balcón con el Papa Noel que en definitiva suponen elevados gastos. Para mí el verdadero sentido de esta fiesta es la reunión con la familia, con las personas que te acompañan cada día y con las que no te veías desde mucho tiempo pero las quieres de igual forma y es también la ilusión de vivir la magia que siempre ha tenido, tiene y siempre tendrá la Navidad.

La Navidad, ¿una fiesta religiosa o comercial?

Si buscamos navidad en google, como primera opción encontraremos que en nuestra salvadora Wikipedia nos sale que es una de las fiestas más importantes del cristianismo.

Y si remontamos 30 o 50 años atrás, la navidad era solamente una celebración cristiana, si que habían regalos para los pequeños de la casa pero si no eras de casa buena, el regalo que te tocaba, era más bien un juguete de los clásicos o algún jersey para el invierno, y así seguir la tradición de los reyes magos y conmemorar el nacimiento de Jesús.

En aquellos tiempos si el día de noche-buena si no ibas a la misa del gallo, la mañana siguiente eras el cotilleo del pueblo. Hoy en día si alguien no va a los rituales cristianos no se le da la mínima importancia (hablando ya de gente más joven), incluso me atrevo a decir que las mujeres comentan más si el niño de “Paqui” ha ido hacerse la foto con el “Papa Noel” o con los “Reyes Magos”.

Ahora creo que la navidad se ha convertido en una fiesta para juntas a las familias para hacer la típica comida, y más que nada para que los comercios cierren económicamente bien el año.

En mi opinión la navidad es como una carrera comercial, una competición que dura unos dos meses en la televisión, para ver quién tiene el anuncio más bonito y más atractivo. Aunque también es el momento que entre anuncio y anuncio de perfume se encuentra un anuncio para colaborar en ONG, ya que es tiempo de que la gente tenga “el corazón más blando” y colabore con los más necesitados.

Para concluir este pequeño texto quiero decir que tendríamos que frenar un poco el consumismo de estas fechas y no querer siempre lo último de lo último.

Ahora si para finalizar del todo, solo me falta desearles una feliz navidad i próspero año ¡2012!

22 diciembre 2011

Consumismo Navideño


Año tras año, la campaña publicitaria navideña comienza antes, con más de un mes de antelación a la llegada de las fiestas navideñas, lo cual conlleva un consumismo acaparador y se nos instala la manía de comprar por comprar en todo su esplendor los días previos a la Navidad.

Odio que pongan las luces de navidad tan pronto, en el estado que se encuentra nuestro país tendríamos que ahorrar en todo lo posible, pero no es así y así nos va.

Luego, la brutalidad de dinero que gastan los padres en comprar la mayor cantidad de regalos, parece ser un mal que se ha apropiado de todo el mundo. Los padres se vuelven verdaderas “máquinas de gastar” a la hora de satisfacer los gustos de sus hijos, los que en la gran mayoría de los casos también caen en el juego del consumismo y el despilfarro.

Los niños de hoy en día, són los mejores clientes, porque són altamente influenciables por el marketing de las empresas, especialmente las jugueterías. Debido a los adelantos tecnológicos, las empresas parecen tener cada vez un mayor impacto persuasivo en los niños transformándolos en consumidores.

Estas empresas nos inundan de publicidad, juegan con nuestros sueños, planifican estrategias de ventas, juegan con técnicas psicológicas para obligarnos a comprar productos innecesarios que solo cuando los tenemos en nuestras manos nos damos cuenta que realmente era innecesario comprarlos, pero cuál es la sorpresa, “No Se Admiten Devoluciones “.

Sin embargo, no toda la responsabilidad recae en el marketing de estas empresas, pues el entorno en que los pequeños viven (familia, amigos, colegio) también va generando conceptos e ideas relativas al consumismo. Así, el modo en que las familias viven la celebración y las diversas realidades en términos de valores, costumbres y recursos económicos marcarán el sentido particular que tenga la Navidad.

La navidad del siglo XXI

La navidad es una festividad que se ha visto muy perjudicada por el paso de los años en los que ha cambiando drásticamente.
Antes el objetivo principal de la fiesta, lo más importante para todos, era reunirse toda la familia y pasar una velada juntos llevando a cabo tradiciones como la cena de navidad, cantar villancicos, ir a la iglesia…

A día de hoy esta fiesta está cambiando a marchas forzadas.Ya sea porque la sociedad se está volviendo muy materialista y los niños no llegan a sentir el espíritu navideño, solo pueden estar centrados en su egoísmo i avaricia hacia los juguetes de último modelo y se lo consienten. Ya somos pocos que apreciamos el sentimiento navideño, que nos ilusionamos a la hora de sacar los adornos de la caja i poner uno a uno en el árbol, y ese momento especial de la primera encendida de luces… No, a día de hoy la mayoría de jóvenes esperan la navidad por las fiestas, por los regalos caros…

O también puede ser porque progresivamente las familias se van alejando (geográficamente hablando) están unos más lejos de otros y les resulta muy difícil reunirse todos.

En mi opinión, es la sociedad quien está destruyendo la navidad, haciéndose de oro a su costa y materializándola. Han hecho que la navidad se base en el consumo, en comprar comida cara, regalos caros… y poco de lo que se compra se puede considerar con corazón. Como mucho con sentimiento.
Y sin ningún tipo de escrúpulo, los fabricantes aprovechan esta festividad en la que las familias quieren tener un plato digno a la mesa y complacer a los niños con los juguetes que han visto anunciados en algún lugar para subir los precios hasta ser abusivos.
Usan cualquier escusa para aumentar sus beneficios y saben que en navidad la mayoría acabaran sucumbiendo a su abuso y gastaran gran parte de su sueldo para hacer felices a los suyos, a su materialista familia aun que a muchos nos cueste aceptarlo y no lo queramos ver.


Aitana Congost

Hoy las nubes me trajeron - Rafael Alberti

LA NAVIDAD

¿FIESTA RELIGIOSA O COMERCIAL?

La navidad es una fiesta de tradición cristiana que tiene como fin rememorar el nacimiento de Jesús. Se celebra el 25 de diciembre y es la fiesta más importante para los cristianos (Aunque realmente el día 25 de diciembre no fue el día exacto en que nació Jesús).

Las raíces de la fiesta como la conocemos actualmente en occidente son religiosas. Pero, mirando la historia, vemos que las otras culturas y religiones, no cristianas, ya tenían fiestas ese mismo día, ya que es el solsticio de invierno.

Por eso llegamos a la conclusión que el día no es lo importante para debatir si no el contenido de la fiesta.

Yo creo que la Navidad actualmente, tiene un trasfondo cristiano, pero este ha ido evolucionando y dado que los no cristianos también celebraban cosas el mismo día, se ha hecho una especie de mezcla de tradiciones y se ha llegado hasta el tipo de Navidad que tenemos ahora.

También, en los últimos años, la religión en nuestra sociedad ha ido perdiendo importancia, cosa que ha afectado a las fiestas relacionadas con la religión. De esta forma, la Navidad es una de ellas. El contenido básico de la Navidad, el de reunirse todos, hacer el belén como recuerdo del nacimiento del mesías, etc. sigue haciéndose, pero ya no con el fin que tenía antes. Ahora la gente lo hace un poco por hacer, ya es típico. Por todo esto, la parte religiosa se está perdiendo. En cambio ha entrado en juego otra rama, el comercio.

En los últimos años el comercialismo ha influido mucho para que estas fechas sean un punto importante para el comercio.

La figura de los “Reyes Magos”, los pastores, los personajes que adoraban a Jesús, ofreciéndole cosas, creo que fueron el punto que cogió el comercialismo para empezar su campaña.

Siempre se han hecho regalos de Navidad, pero en la antigüedad eran cosas de comida, algún pequeño detalle, pero el regalo más grande era que eran las fechas en dónde la gente estaba con sus familias, se reunían todos y contaban historias, cantaban canciones, etc.

Ahora, podemos comprobar que son unas fechas de gastos y de ir con estrés, por el hecho de tener que comprar muchísimos regalos. Esto es el reflejo de la importancia del comercialismo en nuestra sociedad. De esta sociedad acomodada y con todos los privilegios posibles.

Aunque, ahora, tal vez con la crisis estos gastos se reduzcan, y la Navidad se vuela a valorar. En estos momentos donde las familias ven que los gastos son demasiados, es cuando se tiene que ver que la Navidad no es una fiesta de grandes compras y de grandes gastos, ahora la gente se dará cuenta que los pequeños detalles y el hecho de estar con los tuyos es el mejor regalo del mundo y no cuesta dinero.

De esta forma, creo que la Navidad es una época de amor y de alegría, que vienen dados por la corriente religiosa y más arraigada a nuestros antepasados, pero también una época de gastos, los apodados: “gastos navideños”, aportados a la sociedad mediante el comercialismo.

MARTA OLIVA ALBERT

21 diciembre 2011

La Navidad, ¿una fiesta religiosa o comercial?

La Navidad es una fiesta tradicional de la religión cristiana que lleva siglos celebrándose. En sus orígenes se trataba de una fiesta puramente religiosa, que se celebraba la noche del 24 al 25 de diciembre, es decir la noche en que nació el niño Jesús, mesías de la religión cristiana. Coincide con el solsticio de invierno, por eso cabe decir que la celebración de esta fiesta se remonta a nuestros más antiguos ancestros.
La esencia de la Navidad como fiesta exclusivamente religiosa, se fue perdiendo a medida que la sociedad avanzaba y cambiaba sus formas más básicas de percibir el mundo. Ya hace tiempo que se aprovechan las fechas navideñas no únicamente para celebrar el nacimiento de Jesús y para estar con la familia, sino también para hacer regalos, decorar la casa, preparar comidas exquisitas y abundantes…en general, para gastar, gastar y gastar. En los últimos 30 años, más o menos, la situación aún se ha acentuado más. La religión cristiana, en nuestra sociedad, ha perdido mucho peso y ya no ocupa la posición que ocupaba anteriormente. Ahora la Navidad se ha convertido en un período puramente comercial y artificial si la comparamos con lo que era en sus inicios. Solo hace falta ver qué es para nosotros esta fiesta; son un conjunto de días caracterizados por ser el período del año en que más dinero se gasta, y cabe decir que se gasta en cosas que no son necesarias para nuestro día a día. Este periodo llamado Navidad, va precedido de una época de ahorro en la que se intenta recaudar el máximo dinero para afrontar de la mejor forma posible las compras navideñas que se vienen encima. Es el período del año en que toca quedar bien con todos: con los amigos, con la familia…eso es lo que nos han hecho pensar y creer y estamos enajenados con ese concepto de la Navidad porque no nos dejan ver otra cosa. Las lucecitas, los belenes, los escaparates vestidos con colores brillantes, el curioso personaje de Papá Noel…todas las magníficas decoraciones de Navidad no son más que una tapadera que sirve para esconder lo que es realmente esta fiesta: un período que lo que hace es reforzar la sociedad materialista y capitalista en que nos encontramos. Es verdad que es una época muy bonita, en que la familia se reúne y los niños están felices, pero no es más que una ilusión en que estamos encerrados, es como una obligación al consumismo. Ahora bien, cabe decir que aunque la Navidad sea la fiesta comercial por excelencia, no es la única que lo es. Todas las fiestas, con sus orígenes generalmente religiosos, se han transformado en alguna de sus caras, en fiestas comerciales cuyo objetivo primordial es hacer dinero: el lunes de pascua con la famosa mona, san Juan con los petardos…
En conclusión me gustaría remarcar mi opinión acerca del carácter consumista de las navidades, y me gustaría decir que tendríamos que reivindicar un poco los valores tradicionales de la Navidad y hacer volver la esencia de esta fiesta a sus raíces. Es imposible quitar las compras navideñas, ya que son la principal atracción de la Navidad y están demasiado arraigadas, pero lo que sí que podemos hacer es conseguir que no condicionen tanto nuestras vidas y poder pasar las fiestas gastando un poco menos y haciéndonos felices con el simple hecho de tener a nuestra familia cerca y aprovechar así para establecer unos vínculos más fuertes con las personas que convivimos habitualmente , en una atmosfera más emotiva, cálida y hogareña.

El consumo en Navidad

Las fiestas navideñas van acompañadas de sentimientos de felicidad, paz y bienestar general: todo el mundo está contento. Pero otros conceptos no tan buenos y positivos van ligados a estas fechas.

Se ha conseguido instaurar una idea muy simple en la cabeza de los consumidores: la navidad significa ir de compras. Comprar, gastar, regalar, darte caprichos… Todo el año nos quejamos de la subida de los precios, de las facturas, de los impuestos, de la crisis, etc. Pero a la misma vez cedimos a comprar masivamente en la época del año que más altos están los precios de los productos. ¿Y cómo puede ser? Eso me pregunto yo continuamente: ¿cómo la sociedad puede ser tan hipócrita? Pues bien, en mi opinión, más que sociedad falsa es el hecho de que nos dejamos convencer por la publicidad. 

Creo que la publicidad aprovecha estos momentos de sentimiento positivo general, para conducirnos hasta el consumismo puro y duro. ¿O acaso no nos hemos dado cuenta de éste continuo bombardeo de anuncios que empieza a principios de Noviembre? Pues claro que sí, pero la realidad es que nos da igual. Es tan grande la presión que ejercen familiares (sobretodo hijos) que al final acabamos por creer que hemos de comprar y regalar para demostrar nuestro amor y cuánto queremos a las personas que nos rodean.

Sabemos perfectamente que las grandes empresas y marcas se aprovechan de nuestra felicidad efímera y nuestro positivismo fugaz, pero lo aceptamos, porque sinceramente, nos gusta. Nos gusta regalar, estrenar, poder aparentar. 

Pero todo esto tiene consecuencias, sobre todo desde el punto de vista medioambiental:
Toneladas de papel, plástico, cartón se desechan sin escrúpulos: todo esto es un gasto, un gasto innecesario. Aunque también hay consecuencias sociales: ¿no es posible jugar sin juguetes? Yo creo que sí, aunque independientemente, ¿es necesario crear juguetes de carácter sexista o violento?

Aunque también hay que admitir que el consumo navideño tiene su lado bueno, cómo todo:
La cara de los niños al abrir ése regalo que tanto esperaban, no tiene precio. Aún recuerdo los nervios de la noche antes de reyes, al igual que la ilusión que me invadió al romper el papel y ver la Barbie Cascanueces: con su pelo rubio y vestida de bailarina de ballet. Era una sensación indescriptible, un tipo de felicidad que a mis 17 años, no he vuelto a experimentar desde quizás, quinto de primaria. Triste, pero cierto.
Núria Monmany

07 diciembre 2011

Teree todo esto del Quijote no se tenia que poner en el moodle'??

06 diciembre 2011

Quiyote y Panchito


Había una vez en el barrio de la “Mina” de Barcelona donde los policías no entraban y no querían saber nada…, vivía un tipo curioso cuyo nombre se llama: EL QUIYOTE, era un tipo chungo y prepotente que nadie le molestaba.
Siempre iba acompañado de su mano derecha: El Panchito, era una persona que desde los 14 años ya trabajaba con las drogas, veía que ganaba mucho dinero. Al principio de todo él no toma estupefacientes, solamente compraba y vendía. Después al cabo de unos meses vio que la gente que toma estupefacientes se lo pasaba en grande, y no se preocupaba de la vida real. Como era una persona que no vivía en un lugar con riqueza, trabajo y una vivienda digna, empezó a tomar todo tipo de drogas porque así veía su lado feliz de la vida, que no le daba importancia a nada.
Todo empezó cuando Quiyote y Panchito se fueron de fiesta en una discoteca de los alrededores y empezaron a beber, fumar y a hablar con chicas, pero más tarde Panchito vio que QUIYOTE  estaba sentado en un rincón fumando todo aburrido, se fue a la barra del bar y pidió un Whisky con Coca-Cola y le añadió una pastilla, se fue hacia él para darle el cubata, Quiyote no sabía que había esa dicha substancia y se lo bebió de un trago. Cuando había pasado media hora, se empezó a sentir extraño y saltó a la pista de baile a bailar  con todo el mundo, cuando estaba a punto de salir el sol los dos amigos se fueron a casa.
Panchito empezó a notar como se le pasaba el efecto de la droga y a reflexionar sobre lo sucedido esa noche sin embargo Quiyote pedía más y más. Panchito le dijo que se relajase, que en el coche tenía la droga. Quiyote subió rápido al Seat Ibiza tuneado nervioso, Panchito intentó calmarle pero su amigo, le pegó fuerte. Panchito confundido por lo que le estaba pasando se fue corriendo a su casa. Al día siguiente Panchito, como cada día, esperó al Quiyote en la puerta de su casa a las diez de la noche esperándole para ir de fiesta. Su amigo sin disculparse le pregunto si llevaba suficiente droga para todos la noche. Panchito le dijo que si pero que él no tomaría, que se había dado cuenta de que no lo daban todo. Quiyote le miró amenazantemente y le dijo que subiera al coche. En media hora llegaron a la discoteca y Quiyote empezó a tomar droga, dijo que esa noche tenían que ir “finos” desde el principio. Panchito le observaba mientras le empezaban a notar los efectos. Sin avisar a su amigo, el Quiyote emprendió el camino hacia la discoteca y Panchito le seguía. Dentro, Quiyote, empezó a tener alucinaciones y pensar que la gente le quería pegar. Panchito le estaba aconsejando irse a casa pero él no quería y la emprendía contra los asistentes a la fiesta. No pasó mucho tiempo hasta que vinieron los seguratas, no tardó mucho Panchito en seguir a Quiyote. A fuera Panchito se dio cuenta de que su amigo estaba loco y que esto le podía afectar muy gravemente. Sin embargo Quiyote pedía más droga porque decía que era capaz de matar a los que le habían atacado  en la discoteca. Panchito viendo el grado de locura de su amigo prefirió darle todo lo que tenía. Quiyote se lo tomo todo hasta que, repentinamente, sufrió una sobredosis y le ingresaron en el hospital. Panchito estuvo con el toda la noche.
Al día siguiente  Quiyote muy débil se dio cuenta de que las drogas le habían consumido y que no le daban la felicidad. Panchito viendo la triste imagen de su amigo moribundo empezó a llorar. El Quiyote cada vez más débil iba a decirle a Panchito que la felicidad la encontraba estando con él y no con el efecto de las drogas pero su corazón se paró y Panchito empezó a llorar por su muerte sin saber que se había curado de su locura, su perdición.

Con cariño Cesc, Pau y Joel

05 diciembre 2011

UN QUIJOTE ACTUAL: DON MARTÍN DE PALLARS

En esto que Cambón y Martín entraron triunfalmente en descapotable y en motocicleta respectivamente por las calles de aquella magna ciudad.
Martín avistó un edificio muy alto que le hizo detener el auto de repente, haciendo que los demás coches empezaran a hacer sonar el claxon intensamente. Cambón, haciendo un golpe de manillar con su motocicleta, frenó preguntándole a su amigo:
-¿Pero que hace usted mi merced? ¡No haga estas locuras! No puede usted parar el tráfico a sus anchas que no estamos en mi poblado.
-¡Cambón! Se acercan, ¿No los oyes? ¡Quieren hacerse con mi tesoro! ¡Mira aquel con traje gris y maletín! ¡Quiere entrar y apoderarse de mi dinero! ¡No lo permitiré bajo ninguna circunstancia!- se fue corriendo.
-¿Pero qué hace usted? Ese edificio solo es un banco y aquel pobre hombre es un padre de familia que solo va a sacar su propio dinero.
El auto de Martín seguía aparcado en medio de la calle. Los cláxones seguían sonando sin cesar. Cambón al ver que su amo no respondía tuvo que abandonar su motocicleta y disponerse a impedir que Martín cometiera una locura con aquel pobre hombre.
-¡Usted! ¡Traidor, hijo del diablo! No ponga ni un solo pie en esta cueva donde está mi fortuna. A no ser así voy a tener que impedirlo con mi propia sangre.
Martín sacó su tarjeta de crédito que tantos sustos y alegrías le daba, dispuesto a cortarle la mano en caso de que se acercara a su tesoro. Aquella tarjeta que Martín poseía era tal que podía compararse con Tizona o Colada, las espadas que el gran Mío Cid empuñaba en sus batallas contra la morisma.
-Mi apreciado amo, no seáis así. Entrad en razón. ¿No veis que estáis desvariando? Pensad en vuestra amada Eferna.
-Mi amada es esta cueva que es poseedora de todas mis riquezas. Tales son ellas que ni Wall Street las podría poseer jamás en su historia.
- ¡No diga tontunas apreciado Martín!-girándose hacia el señor que se disponía a entrar al banco- Perdónele usted, buen hombre, no está en su mejor estado.
En ese instante, el ruido de los cláxones sin haber cesado ni un instante arreció agudamente, cosa que hizo acentuar aún más la locura de Don Martín de Pallars. En una ola de ira, volvió a sacar ferozmente su tan apreciada arma y se dispuso a clavarla en el cuello del buen señor, el cual, en verse amenazado por tal ataque contra su persona, metióle tal golpe que dejó a nuestro protagonista sin aliento alguno. Cambón, viendo la situación en que se encontraba su amo, dijo:
-Váyase usted y no agreda más a mi amo. ¿No ve usted que no está en sus cabales?
-¡Estáis locos! ¡Iros a la mierda!
Despertose el gran Martín sin haber olvidado lo sucedido, y sintiéndose humillado de tal forma dijo:
- Mira cobarde, como huye ¡Por mi santa madre bolsa, que no se me escapará!
Martín se dispuso a perseguir aquel hombre que para él era el ladrón de su dinero, pero su trayectoria se vio alterada por el ruido del cajero automático de la oficina del banco. Un intruso había entrado en la supuesta cueva de Don Martín, mientras él estaba indefenso por el golpe que había recibido.
-¿Quién se atreve a tocar mi dinero? ¡Devuélvemelo hijo de las cortes franciscanas, las cuales se disputaron mis riquezas en aquella batalla campal que protagonizó mi familia en las altitudes de los Pirineos pallareses!
-¡Por dios cállese amo! ¡No vuelva a montar otro circo como el de antes!
-Mi fortuna sale sin cesar, ¿ no lo ves mi amigo y buen compañero Cambón? Esta máquina está desperdiciando todo mi dinero por el suelo. ¡Es el fin! Es lo último que estos mis ojos podían ver.
-Vámonos mi señor otra vez hacia el pueblo. Ya ha sido humillado antes, no lo intente otra vez mi merced. Veo que Eferna hoy se ha olvidado de darle sus pastillas.
-¿Qué dice usted?
-Nada Don Martín, vayámonos.

HELENA HUGUET, MARTA OLIVA Y CLÀUDIA BOCHACA

Quim Jote y las metralletas

En un lugar de Sevilla de cuyo nombre no quiero acordarme… vivía nuestro buen amigo Quim Jote con su familia. Hasta hace unos meses, Quim era un chico de lo más normal. Un buen día sus padres se separaron y su padre para ganarse su amor, tubo la magnifica idea de regalarle un ordenador. Entre que el pobre niño solo tenía un amigo, Barriga, Juanito Barriga, y que se encerró mucho en si mismo después de la separación de sus padres, empezó a jugar día y noche a un video-juego llamado Call of Dutty. Cada vez jugaba más y más hasta que se convirtió en una obsesión. Pasados cinco meses sin salir de casa, su amigo Juanito Barriga, preocupado y sólo porque él tampoco tenía ningún otro amigo y veía peligrar su única amistad, decidió ir en busca de Jote. El motivo de su visita no era para verle, sino que quería ir a una fiesta y no podía aparecer solo.

Puesto que Quim Jote había llegado al punto de soñar con metralletas y ver guerras por todas partes y que su madre estaba harta de verlo sentado frente al ordenador, le obligó a ir a dicha fiesta.

Todo parecía normal y tranquilo, incluso Jote hablaba de temas que no estaban relacionados con los videojuegos, pero esta situación cambio radicalmente al abrir las puertas de la discoteca y oir la música a todo volumen y las luces parpadeantes por

todos los lados de la sala sin pausa. En ese mismo instante Quim empezó a temblar y a ponerse muy nervioso. En aquel momento sus pensamientos se transformaron y la guerra de sus videojuegos apareció en la vida real. Entonces Quim gritó a su amigo:


-Al suelo Juanito que nos atacan!


Su amigo Juanito muy extrañado y sintiéndose ridículo ya que estaban llamando la atención de varios grupos de la sala, se intentó alejar disimuladamente de él, pero Quim, temiendo por la seguridad de su amigo ya que "los estaban atacando " lo tiró al suelo para evitar que le llegara el disparo. Al mismo tiempo le dijo:


-¡No seas loco! ¡¿Que quieres que te maten Barriga?


Juanito entonces respondió:

- ¿Pero que diablos te está pasando? ¡Aquí no hay ninguna guerra! ¡Solamente es música!


A lo lejos se podía ver que se acercaban dos de los porteros más fuertes y musculosos de la discoteca. Quim que aún seguía en su mundo bélico virtual, creyó que no eran ni más ni menos que sus dos peores enemigos que aún no había conseguido derrotar en el juego. Quim se armó de valor y sin oír las advertencias de su amigo que le decía que dejara de hacer el tonto de una vez, quiso enfrentarse a ellos, pero para eso necesitaba una arma y la empezó a buscar desesperadamente por la discoteca hasta que entre el ruido, las luces y la gente, le dió un ataque epiléptico.



Se despertó a la mañana siguiente en el hospital con su madre al lado llorando y maldiciendo los videojuegos, ya que según el médico se estaba volviendo loco por culpa de su adicción a dichos videojuegos. Incluso así, el seguía pensando que todo lo que había visto era cierto y nunca reconoció sus paranoias y para colmo siguió jugando a los videojuegos cada tarde.


Sussanna Segu, Judith Colom y Laura Costa