Año tras año, la campaña
publicitaria navideña comienza antes, con más de un mes de antelación a la
llegada de las fiestas navideñas, lo cual conlleva un consumismo acaparador y
se nos instala la manía de comprar por comprar en todo su esplendor los días
previos a la Navidad.
Odio que pongan las luces
de navidad tan pronto, en el estado que se encuentra nuestro país tendríamos que
ahorrar en todo lo posible, pero no es así y así nos va.
Luego, la brutalidad de
dinero que gastan los padres en comprar la mayor cantidad de regalos, parece ser
un mal que se ha apropiado de todo el mundo. Los padres se vuelven verdaderas
“máquinas de gastar” a la hora de satisfacer los gustos de sus hijos, los que
en la gran mayoría de los casos también caen en el juego del consumismo y el despilfarro.
Los niños de hoy en día, són
los mejores clientes, porque són altamente influenciables por
el marketing de las empresas, especialmente las jugueterías. Debido a
los adelantos tecnológicos, las empresas parecen tener cada vez un mayor
impacto persuasivo en los niños transformándolos en consumidores.
Estas empresas nos
inundan de publicidad, juegan con nuestros sueños, planifican estrategias de
ventas, juegan con técnicas psicológicas para obligarnos a comprar
productos innecesarios que solo cuando los tenemos en nuestras manos nos damos
cuenta que realmente era innecesario comprarlos, pero cuál es la sorpresa,
“No Se Admiten Devoluciones “.
Sin embargo, no toda la
responsabilidad recae en el marketing de estas empresas, pues el entorno
en que los pequeños viven (familia, amigos, colegio) también va generando
conceptos e ideas relativas al consumismo. Así, el modo en que las familias
viven la celebración y las diversas realidades en términos de valores,
costumbres y recursos económicos marcarán el sentido particular que tenga
la Navidad.
1 comentario:
Te felicito, Llorenç; me parece un magnífico artículo de opinión en el que destaco especialmente el nivel del léxico que empleas.
Los fallos son menores (alguna falta por influencia del catalán: "son" no lleva tilde en castellano; y algún error de construcción de las oraciones como en "obligarnos a comprar productos innecesarios que solo cuando los tenemos en nuestras manos nos damos cuenta que realmente era innecesario comprarlos" en la que sobra un pronombre "lo" y falta una preposición "de" después de "cuenta".
De todas formas, repito, me parece un estupendo trabajo.
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