En tan solo unos instantes vi como cambiaba mi vida.
Era un día de verano, habíamos acabado todos los
exámenes, ya tenía el carnet de conducir, y decidimos irnos a pasar un fin de
semana a Cambrils.
Decidimos irnos el viernes por la mañana y volver el
domingo por la noche, así que llamamos a todos los hoteles “baratos” para pedir
precios, para dos habitaciones dobles, era en temporada alta y muchos hoteles
estaban llenos. Pero al final encontramos uno que estaba bastante bien. Ahora solo
faltaba informar a la familia que nos íbamos.
Llegamos a Cambrils a las 11:00h de la mañana del viernes,
y como siempre no encontrábamos el hotel, Antonio decía: “a la derecha”, Jaime:
“a la izquierda” y Manolo, como siempre, estaba durmiendo…
¡¡Por fin!! Tenía razón Jaime, llegamos al hotel y nos
dieron las llaves de las habitaciones. Antonio y yo dormíamos en la 121, Jaime
y Manolo dormían en la 122. Quedamos a la 13:00h delante del hotel para ir a
comer. Como siempre Manolo llegaba tarde, pero ya era de costumbre, hacía más
de 7 años que íbamos juntos a la misma pandilla y ya le conocíamos.
Terminamos de comer sobre las 15:00h, y nos fuimos a comer
un helado y dar un paseo por la playa.
Sobre las 19:00h decidimos ir al hotel a ducharnos y
cambiarnos, pero Manolo había visto unas chicas a 100 metros del hotel y quiso
ir a conocerlas. Jaime, Antonio y yo ya estamos hartos de pasear por la playa y
decimos irnos, Manolo nos dijo que ya nos alcanzaría.
A las 20:00 Antonio y yo bajamos al bar del hotel a tomar
una “caña” mientras Jaime y Manolo se
acababan de duchar. Eran 20:30 cuando Jaime bajo, y de golpe Antonio le
pregunto por si a Manolo le faltaba
mucho, pero Jaime contesto que Manolo aún no había entrado a la habitación. Jaime
cogió el móvil y lo llamo pero no contestaba. Dijo de ir a la playa a ver si
aún estaba con esas chicas, de pronto Antonio
vio que había un chaval estirado a la arena de la playa sin moverse. Fuimos
hacia allí corriendo y vimos que era Manolo estaba tumbado boca abajo, pero no
se despertaba y decidimos girarlo…
Vimos sangre en la barriga y nos empezamos asustar, Jaime
le subió la camiseta y tenía unas cuantas puñaladas alrededor del ombligo. A
partir de aquí todo fue muy rápido; llamamos a la policía, y enseguida vinieron
con una ambulancia. Los tres estábamos petrificados. Todo se movía alrededor de
nosotros como si fuera un sueño. Le habían robado el reloj y la cartera, pero
lo que nadie podía pensar es que también le hubieran robado la vida. A nosotros
nos robaron un amigo y nos dejaron una sensación de culpa que aun la
arrastramos ahora. En unos instantes cambiaron muchas cosas en nuestras vidas.
1 comentario:
Hay algunas faltas de acentuación y algún error de puntuación.
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