El comercio justo
más que calidad de producto, es una garantía moral para los compradores. Al
comprar un producto con la etiqueta de comercio justo, probablemente no estés
comprando la mejor calidad de producto, más bien estás siendo generoso o caritativo.
Desde mi punto de
vista, el comercio justo no es la solución para la desigualdad entre grandes y
pequeños distribuidores. Particularmente creo que sería mucho mejor que el
gobierno diese oportunidades a todas las empresas con espacios publicitarios,
subvenciones, etc. para el que ofreciera mejor calidad de producto, en lugar de
subir el precio a los productos que son cuidadosos con el medio ambiente,
sostenibles, etc. Comprando productos de comercio justo es como estar dando
dinero a una ONG ya que pierdes muchísimo dinero comprándolos y el resultado no
es siempre el mejor. Esta no es para nada la solución y no deberíamos de ser
nosotros la balanza entre el bien y el mal, lo justo y lo injusto.
Con la
globalización, alrededor del mundo hay McDonald’s, Coca ‘Cola, etc. y todo eso gracias a la potencia económica que tienen.
Estoy seguro de que estas multinacionales tampoco ofrecen el mejor producto posible
y seguramente no han ganado tanto dinero de forma 100% legal y moral. La
publicidad influye muchísimo en el crecimiento de estas empresas y es aquí
dónde empieza la desigualdad. Si el gobierno obligase a pagar más impuestos a
grandes empresas y financiase pequeños comercios no habría la necesidad de
apoyar al comercio justo.
El comercio justo
es una buena iniciativa hasta un buen desarrollo de la igualdad entre
distribuidores, pero es sólo un pequeño paso que apenas avanza en el camino. No
creo que pagando 5 euros más en un producto cambiemos el mundo, pero al menos
el sudor del trabajador consigue una recompensa equitativa y no es víctima de
explotación. Al comprar estos productos también se nos garantiza que se ha
conseguido de forma sostenible y respetuosa con el medioambiente.
Hacer el gesto de
bondad de comprar un producto de comercio justo es simbólico e incluso
hipócrita. Si de verdad queremos cambiar el mundo no basta con consumir
productos con ciertas etiquetas, hay que movilizarse y acabar con las desigualdades
de una vez por todas y de forma efectiva y no castigando el escaso beneficio de
nuestros sueldos en productos de comercio justo.
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