Cuando terminas el
instituto y debes escoger que estudiar en una carrera, mucha gente tiene
problemas por hacerlo y tienden a equivocarse. Esto sucede, normalmente por qué
aún no han encontrado su vocación; unos cuántos se arriesgan con lo que más les
gusta y aciertan. Sin embargo, otros no y suelen abandonar.
Siguiendo la definición por defecto de la
palabra vocación encontramos que la vocación es el deseo de emprender una carrera, profesión o cualquier
otra actividad cuando todavía no se han adquirido todas las aptitudes o
conocimientos necesarios. Todo el mundo tiene una vocación y a unos les
es más fácil reconocerla que otros.
No obstante, ya hay trabajos que deben ser
vocacionales para poder sobrellevarlos como por ejemplo medicina, derecho, ingenierías,
etc. Dichos estudios requieren un compromiso, disciplina, rigor y bien se sabe
que si no tienes un mínimo de vocación no soportarás la presión a que, sin
querer, estarás sometido.
Pero, todos los pros tienen sus contras. Y en
este caso, los tiene para la gente que aún no ha encontrado su vocación.
Resulta que hay muchísimas posibilidades, diferentes carreras y estudios para
todos los gustos. A primera impresión puede parecer que el que haya tantos
caminos es fantástico, y en realidad lo es para quienes lo tienen claro. Pero
para los demás es una autentica tortura china. El no saber qué hacer provoca
una incertidumbre que puede llegar a ser muy molesta.
Una cosa está clara, para poder escoger un
trabajo acorde contigo primero debes conocerte exactamente, tu personalidad, lo
que te gusta y lo que no, lo que te llena, lo que te apasiona hacer y cuando lo
hayas descubierto lo sabrás sin duda alguna.
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