En tan solo
unos instantes mi vida había cambiado radicalmente. Recuerdo cuando era pequeño
i podía correr por el parque, jugar con la pelota e ir en bicicleta. Siempre
rodeado de mis amigos. Ahora estoy solo, ninguno de ellos me vendrá a ver
porqué a ninguno nunca le importé. Y mi novia, ¡ja!, mi novia. Ella fue la
primera en dejarme a mi suerte. Recuerdo cuando empezamos a salir, ¡si tan solo
éramos unos críos aún!, unos adolescentes que soñaban con millones de cosas. Estaba a punto de casarme con ella, compartir
el resto de mi vida, pero he podido comprobar que no era la persona que yo
creía que era, i que no me amaba tanto como ella decía.
Mi vida iba
sobre ruedas, todo era perfecto, pero aquel borracho sobre el volante lo cambio
todo. No le hicieron falta más que unos segundos. Ahora la vida me va sobre
ruedas, si las de una silla. La novia no pudo aguantar la situación i se fue
con otro, amigos, debo ser demasiada carga porqué poco los veo. En el único
momento que encuentra la paz es cuando duermo. Cada escalera me recuerda lo que
soy.
Pero soy
tozudo, no me pienso rendir. Si soy débil esa será mi fuerza, si la vida me lo
pone difícil lucharé i seguiré adelante, aunque tenga que hacer-lo solo seguiré
por esta senda que se me ha dictaminado. No creo que nadie deba abandonar a
pesar del fracaso en algunas batallas.
1 comentario:
Bien redactado, Miquel. ¡Lástima que las faltas de ortografía (muchas por interferencia del catalán) te bajen nota! (¿Y el corrector ortográfico?)
Publicar un comentario