Verdaderamente, desconozco
lo suficiente sobre el comercio justo para poder crear una opinión propia sobre
este tipo de mercado, aún así, estoy de acuerdo con lo poco que he podido
escuchar sobre dicho tema.
Según recuerdo, este
comercio pretende favorecer a partes iguales (o a partes dignas) tanto al
productor, como al distribuidor y al vendedor. Esto me parece correcto ya que
en numerosas ocasiones las primeras materias de grandes empresas provienen de
países subdesarrollados, cuyos trabajadores cobran una irrisoria parte de lo
que en realidad deberían, por lo cual, quien realmente se beneficia es la
empresa.
Otro aspecto que me parece
adecuado es la no-aceptación de mano de obra infantil. Muchos niños y niñas de
hoy en día, indirectamente o no, están perdiendo su derecho a ser niños y
disfrutar de su infancia, trabajando en dichas empresas y fábricas para aportar
dinero a sus familias. Prohibiendo esta explotación creo la imagen de muchas
empresas devendría más lícita y moral.
El medio ambiente es un
ámbito donde el comercio justo se mantiene respetuoso. Hay documentales muy
interesantes sobre el funcionamiento “peculiar” de según qué grandes
multinacionales, en los que podemos ver como queman hectáreas de terreno de la
selva amazónica, provocando una alteración en el hábitat natural de los
animales de la zona, que suceden a grandes plantaciones y, directamente, a
grandes beneficios. Creo que la naturaleza no debería ser tan brutalmente
maltratada para favorecer el lucro de las empresas, y por eso, me decanto por la
actitud ecologista que defiende el comercio justo.
Aún así y aunque muchas
organizaciones y asociaciones estén actuando y apostando por este tipo de
mercado, creo que en la sociedad corrompida en la que nos encontramos hoy es
muy difícil conseguir que se cumplan tantos derechos humanos juntos, y es una
pena.
Des de mi punto de vista, a
nivel mundial, el comercio justo es un pico utópico, en el que muchos están
dispuestos a poner trabas y obstáculos para que no pueda ser escalado,
demostrando otra vez más, los inhumanos límites de la codicia humana.
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