Pienso que es importante
sentirnos cómodos con el trabajo que deseemos escoger ya que es algo que,
supuestamente, haremos hasta que nos jubilemos. Sería desagradable y agotador
dedicarse a algo que no nos apasionara ni nos proporcionara confort durante tanto
tiempo. Por eso, aunque cueste esfuerzo, debemos intentar encontrar nuestro
trabajo vocacional.
Hay quienes nacen con
ciertas habilidades que les permiten ver su futuro con más claridad, quienes se
van especializando sobre una rama en particular y quienes descubren su vocación
más tardíamente. Pero lo esencial es descubrir la vocación de cada uno.
Creo que hay una gran
diferencia entre (por poner un ejemplo) los profesores de profesión y los
profesores por vocación. Lo que quiero decir es que no es lo mismo trabajar
como profesor porque: no había más salidas, porque la nota no llegaba para
dedicarse a otra cosa, por lo que sea, que dedicarse a hacer de profesor porque
realmente se ha estudiado para ello y porque es lo que verdaderamente se
quiere.
La ilusión y el empeño con
el que convive alguien que está a gusto con su trabajo distan considerablemente
de las ganas con las que se levanta alguien que le aburre su oficio. Puede que
haya quien se acabe acostumbrando a eso y que acepte sus posibilidades en el
mundo laboral y más aún, en los tiempo que corren, que cualquier trabajo es
bienvenido.
Desde mi punto de vista, la
situación actual está provocando que mucha de la población esté ignorando su
vocación y que mire más por traer un sueldo a casa sin importarnos, o sin
importarnos tanto, las condiciones de trabajo. Esto para mí supone una gran
tristeza, ya que nadie me puede garantizar que en un futuro me dedique a
aquello que amo. Aún así, no pierdo la esperanza y lucharé por mi trabajo
vocacional.
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