19 septiembre 2013


PEQUEÑOS Y GRANDES COMERCIOS


A lo largo de nuestra historia, el mundo del comercio ha ido avanzado y evolucionando. Sus primeras apariciones se remontan a finales del neolítico con el descubrimiento de la agricultura. Después de pasar por el trueque y la introducción de la moneda, aprovecharse de la gran evolución de la tecnología, ya sea con el barco o con el tren, el comercio ha ido llegando a todas las partes de nuestro mundo anteponiéndose ante todo y hoy, nos encontramos ante él como el medio más grande de subsistencia. Sin embargo, actualmente el camino del comercio se encuentra bifurcado en dos grandes grupos: los pequeños comercios y las grandes superficies.

Mi opinión se decanta hacía los pequeños comercios con su habitual trato familiar y acogedor de sus vendedores. En comparación con las frías superficies donde únicamente puedes intercambiar algunas palabras con la cajera a la hora de pagar, en una pequeña tienda siempre sabrán como aconsejarte sobre asuntos caseros o culinarios sea cual sea el producto que escojas. A menudo en estos tipos de establecimientos la experiencia suele llevarse de generación en generación adquiriendo así una gran profesionalidad en ventas ya desde muy pequeños.

En relación con la calidad de los productos, la inteligencia de los hipermercados en tácticas de ofertas es increíble, pero, ¿Cómo pueden llegar a tener beneficios rebajando tanto los precios? Muy sencillo. Claro está, que la disminución de los precios puede darse cuando existe un recorte económico en algún punto del proceso de un producto que garantice que la disminución del importe de este dé beneficios, es decir, para poder tener un artículo de bajo coste, el total de la fabricación del mismo tiene que ser muy baja. Las consecuencias de esto pueden llegar a ser seriamente graves. Por ejemplo, la calidad del producto y los salarios de los trabajadores son realmente bajos. Comparando el género alimentario de un gran supermercado con el de una pequeña tienda de barrio, podemos llegar a la conclusión que el sabor y la textura de los alimentos del pequeño comercio es mucho más buena que el de la insípida comida de su competencia ya que, seguramente, los alimentos de las tiendecitas son nacionales y no tienen que estar mucho tiempo sometidos a un viaje y esto supone que su maduración puede ser en su hábitat y no en un medio de transporte.

Incluso, una gran ventaja de ir a comprar en específicas tiendas es la variedad de peculiares artículos que podemos encontrar.

Finalmente, me veo con el placer de poder afirmar, con todos los argumentos ya expuestos anteriormente, que el pequeño comercio es la mejor opción hoy en día para encontrar un amistoso trato entre cliente y vendedor, y disfrutar de las delicias y cualidades que nos ofrecen.


LAIA PERUCHET



1 comentario:

Teresa dijo...

Buen trabajo, Laia.
Quizá en algún momento empleas expresiones demasiado rebuscadas y que no te quedan naturales "me veo con el placer de poder afirmar,"chocando con otras que no son muy adecuadas como "tácticas de ofertas" (¿quieres decir "técnicas de mercado"?)