22 enero 2010

Piratería informática

En mi opinión la piratería informática no es buena ni mala, todo depende de su uso.
Existen dos casos según el posterior uso de la información descargada: para uso privado o el segundo, la venta de discos, películas, etc.
Estoy a favor del primer caso, para usos privados es aceptable, es una opción más económica que comprar el original, en los cuales los derechos de autor son elevados y el precio es relativamente alto. En cambio estoy completamente en contra si la falsificación tiene objetivo de lucro, es un delito y como tal debe ser perseguido por la justicia.
Aunque lo quieran, las empresas que venden estos productos no pueden evitar que la gente deje de compartir lo que les gusta con otra gente, un comportamiento típico humano, es algo que era de esperar, pero es curioso que las ventas no haya bajado hasta límites alarmantes. Se sigue comprando, aunque menos, y por tanto las empresas pierden millones de euros por esta causa, ya que si sólo se descargase un disco (ejemplo) no perderían demasiado, unos 20 €, pero si lo hacen millones, pierden mucho.
El único causante de este gran problema ha sido la invención de Internet y su rápida popularización por el mundo. Ahora todo el mundo se descarga cualquier cosa gratis sin tener que pagar licencias para nada, algo que se está intentando erradicar mediante mejoras en el contenido de las DVDs de películas (fragmentos añadidos, todo tipo de extras), pero eso es algo que sin una ley muy tajante no van a resolver, la ley que quieren hacer para cerrar webs de pirateo creo que no va a resultar demasiado útil, demasiado permisiva para el objetivo que tiene.

1 comentario:

Teresa dijo...

Gerard:
Buen trabajo pero, quiero comentarte dos cosas. Una, tal como lo expones te contradices cuando dices que la caida de las ventas no ha sido alarmante para afirmar inmediatamente después que las empresas pierden una burrada de millones con el pirateo. Seguramente, explicado de otra forma evitarías esta contradicción.
Segunda, tu final es demasiado brusco, parece que te has quedado a medio acabar; te falta alguna oración más o menos atractiva que indique que concluyes y cierras el texto.