09 diciembre 2010

Consumismo navideño


Luces, decoraciones navideñas, enormes árboles de Navidad, regalos, tiendas abiertas hasta tarde, colas infinitas de gente comprando, tarjetas de crédito arriba y abajo, papeles de colores, lazos rojos, juguetes, loterías, villancicos sonando en todas partes, largas y abundantes comidas, aparente felicidad y muchos, muchos, muchos regalos. En definitiva, una excusa barata para consumir sin sentirse culpable: “total, es Navidad”, frase repetida por personas que se gastan demasiado en unas fiestas que quizás no valen tanto.


No voy a decir que pasear por las calles bajo el escenario navideño no sea bonito, es más, personalmente me encanta la Navidad, pero ¿qué estamos celebrando? Quien diga que el nacimiento de Jesús, miente: no quiero entrar en discursos ateos, ya que no viene al caso, y no soy nadie para discutir sobre creencias, pero la religión cristiana es un concepto cada día más olvidado… En ese caso, ¿por qué seguimos celebrando estas fiestas tan cristianas con tanto entusiasmo? Fácil: el capitalismo, acompañado del consumismo, reina en nuestras vidas. Por lo tanto, podemos decir que el consumismo es la base ideológica de estas fiestas: “si no te portas bien, los Reyes Magos te traerán carbón, y no regalos” ¿a qué niño le importa que lo que los Reyes le trajeron al supuesto enviado de Dios? ¡Ellos quieren la nueva consola o la nueva muñeca perfecta, comer hasta hartarse y un árbol de Navidad más grande y bonito! Y sus padres, para verles contentos, les compraran todo lo que pidan en su carta, o más, pero luego, a mediados de Abril, no les compraran una golosina de cinco céntimos porque “no toca”. Pero en Navidad sí toca, porqué vamos a gastarnos mucho dinero, pero felizmente y con adornos por la calle, que así duele menos, justificando así el malgasto general por parte de la población en cosas inútiles. ¡Por no decir a nivel extrafamiliar! Carrozas, reyes de pega, papas Noel de no te fijes… Mi pregunta es ¿es un consumo justificado? No. Es auto-convicción: todo lo que evitamos comprar durante el año lo compramos en dos semanas llenas de felicidad, paz y amor artificiales.


Podríamos decir entonces que la Navidad es una tradición religiosa transformada en una época de consumismo justificado. A pesar de todo, no estoy en contra de la Navidad, las celebraciones siempre alegran a la gente, pero no debemos olvidar qué estamos celebrando, ni porqué, ni como… ni si realmente vale la pena gastar tanto en tan poco.


1 comentario:

Teresa dijo...

Muy buen trabajo, Maria. Sobretodo te expresas con mucha cohesión de las partes y con un estilo personal y trabajado.
Algún error tonto: "porqué vamos a gastarnos" no debe llevar tilde; en vez de "malgasto" me parece más correcto "derroche" o "auto-convicción" no tiene que llevar guión; y "ni por qué" debe ir separado y "ni cómo" con tilde.
Espero que no te canses de escribir, lo haces muy bien.