22 diciembre 2011

Consumismo Navideño


Año tras año, la campaña publicitaria navideña comienza antes, con más de un mes de antelación a la llegada de las fiestas navideñas, lo cual conlleva un consumismo acaparador y se nos instala la manía de comprar por comprar en todo su esplendor los días previos a la Navidad.

Odio que pongan las luces de navidad tan pronto, en el estado que se encuentra nuestro país tendríamos que ahorrar en todo lo posible, pero no es así y así nos va.

Luego, la brutalidad de dinero que gastan los padres en comprar la mayor cantidad de regalos, parece ser un mal que se ha apropiado de todo el mundo. Los padres se vuelven verdaderas “máquinas de gastar” a la hora de satisfacer los gustos de sus hijos, los que en la gran mayoría de los casos también caen en el juego del consumismo y el despilfarro.

Los niños de hoy en día, són los mejores clientes, porque són altamente influenciables por el marketing de las empresas, especialmente las jugueterías. Debido a los adelantos tecnológicos, las empresas parecen tener cada vez un mayor impacto persuasivo en los niños transformándolos en consumidores.

Estas empresas nos inundan de publicidad, juegan con nuestros sueños, planifican estrategias de ventas, juegan con técnicas psicológicas para obligarnos a comprar productos innecesarios que solo cuando los tenemos en nuestras manos nos damos cuenta que realmente era innecesario comprarlos, pero cuál es la sorpresa, “No Se Admiten Devoluciones “.

Sin embargo, no toda la responsabilidad recae en el marketing de estas empresas, pues el entorno en que los pequeños viven (familia, amigos, colegio) también va generando conceptos e ideas relativas al consumismo. Así, el modo en que las familias viven la celebración y las diversas realidades en términos de valores, costumbres y recursos económicos marcarán el sentido particular que tenga la Navidad.

1 comentario:

Teresa dijo...

Te felicito, Llorenç; me parece un magnífico artículo de opinión en el que destaco especialmente el nivel del léxico que empleas.
Los fallos son menores (alguna falta por influencia del catalán: "son" no lleva tilde en castellano; y algún error de construcción de las oraciones como en "obligarnos a comprar productos innecesarios que solo cuando los tenemos en nuestras manos nos damos cuenta que realmente era innecesario comprarlos" en la que sobra un pronombre "lo" y falta una preposición "de" después de "cuenta".
De todas formas, repito, me parece un estupendo trabajo.