08 octubre 2009

El Botellón

El botellón, sin duda alguna, es un fenómeno que involucra a toda la juventud del país. Aunque, según mi opinión, creo que se está publicitando en exceso. La verdad que si en la televisión o la radio no se publicitase tanto, seguramente habría menos casos de vandalismo (como los que hubo en Pozuelo hace poco y de los que ya trataremos más adelante) provocados por el exceso de consumo de bebidas alcohólicas y, probablemente, drogas o excitantes.
Ciertamente, el botellón es una simple moda que se ve ampliada por el “boom” informativo. Estos reportajes informativos y menciones en la TV, periódicos y otros medios solo publican esta actividad que ahora es similar (y siempre ha sido) a salir de fiesta.

Económicamente, ir de botellón es mejor que salir por ahí y comprarte la bebida ya que un “cubata” te puede costar tranquilamente cinco euros y una botella de alcohol con un refresco se va a los veinte euros. Calculando que un joven se toma dos cubatas por noche, el gasto ese día sube a los diez euros, y en un botellón, con más cantidad y variedad de bebida, todo te puede salir por lo mismo o menos dinero que salir un día de fiesta. La razón de esto es que en el botellón todo se parte entre el número de personas que acuden, y por lo tanto como más gente, menos se paga.

También se tiene que tratar las consecuencias que tiene esto. A parte de bastantes jóvenes borrachos, y que son los que pueden generar problemas, estas fiesta callejeras pueden causar molestias entre los vecinos en la zona donde se celebra. La solución para todo eso sería celebrar estos eventos en zonas lejos de viviendas, como parques, playas o solares, pero claro, esto también tiene su problema, como es la de abandonar las botellas, vasos…. en el lugar del botellón. Esta medida se solucionaría si se tuviese una buena educación y consciencia ciudadana y ecológica.

Los jóvenes que acuden al botellón, mientras están bajo los efectos del alcohol, pueden realizar acciones vandálicas: peleas, destrucción de mobiliario urbano o de negocios y enfrentamientos con otra gente o contra la autoridad, como lo que sucedió en Pozuelo no hace mucho. Yo creo que esto es consecuencia de la falta de respeto hacia la autoridad y los cargos públicos, que se ha ido perdiendo a través de los años y que gracias a los efectos del alcohol se atreven a demostrar de forma más abierta.

En conclusión, el botellón sólo es malo cuando tiene consecuencias destructivas o violentas (que no se causarían si estos se celebraran un poco lejos de zonas habitadas), ya que si alguien quiere salir de fiesta y tomar alcohol, económicamente esa es la mejor forma de todas.

1 comentario:

Teresa dijo...

Muy bien ordenado, muy coherente; también muy cuidado el léxico y la información previa. Hay alguna afirmación gratuita porque después no la aclaras (como la que abre tu trabajo y dice que toda la juventud está involucrada en el fenómeno del botellón. Con todo, ¡buen trabajo!