21 diciembre 2011

El consumo en Navidad

Las fiestas navideñas van acompañadas de sentimientos de felicidad, paz y bienestar general: todo el mundo está contento. Pero otros conceptos no tan buenos y positivos van ligados a estas fechas.

Se ha conseguido instaurar una idea muy simple en la cabeza de los consumidores: la navidad significa ir de compras. Comprar, gastar, regalar, darte caprichos… Todo el año nos quejamos de la subida de los precios, de las facturas, de los impuestos, de la crisis, etc. Pero a la misma vez cedimos a comprar masivamente en la época del año que más altos están los precios de los productos. ¿Y cómo puede ser? Eso me pregunto yo continuamente: ¿cómo la sociedad puede ser tan hipócrita? Pues bien, en mi opinión, más que sociedad falsa es el hecho de que nos dejamos convencer por la publicidad. 

Creo que la publicidad aprovecha estos momentos de sentimiento positivo general, para conducirnos hasta el consumismo puro y duro. ¿O acaso no nos hemos dado cuenta de éste continuo bombardeo de anuncios que empieza a principios de Noviembre? Pues claro que sí, pero la realidad es que nos da igual. Es tan grande la presión que ejercen familiares (sobretodo hijos) que al final acabamos por creer que hemos de comprar y regalar para demostrar nuestro amor y cuánto queremos a las personas que nos rodean.

Sabemos perfectamente que las grandes empresas y marcas se aprovechan de nuestra felicidad efímera y nuestro positivismo fugaz, pero lo aceptamos, porque sinceramente, nos gusta. Nos gusta regalar, estrenar, poder aparentar. 

Pero todo esto tiene consecuencias, sobre todo desde el punto de vista medioambiental:
Toneladas de papel, plástico, cartón se desechan sin escrúpulos: todo esto es un gasto, un gasto innecesario. Aunque también hay consecuencias sociales: ¿no es posible jugar sin juguetes? Yo creo que sí, aunque independientemente, ¿es necesario crear juguetes de carácter sexista o violento?

Aunque también hay que admitir que el consumo navideño tiene su lado bueno, cómo todo:
La cara de los niños al abrir ése regalo que tanto esperaban, no tiene precio. Aún recuerdo los nervios de la noche antes de reyes, al igual que la ilusión que me invadió al romper el papel y ver la Barbie Cascanueces: con su pelo rubio y vestida de bailarina de ballet. Era una sensación indescriptible, un tipo de felicidad que a mis 17 años, no he vuelto a experimentar desde quizás, quinto de primaria. Triste, pero cierto.
Núria Monmany

1 comentario:

Teresa dijo...

Nuria:
Es una buena redacción porque, por lo que hace al contenido, tocas subtemas interesantes y diferentes;y, en la forma, está realizada con corrección, coherencia y adecuación.
Dicho lo cual te apunto algún error al redactar o de ortografía: En vez de "cedimos" debe ser "cedamos", en vez de "sentimiento positivo" es mejor "euforia" o "alegría", cuando son demostrativos "este" o "ese" NO llevan tilde "éste continuo bombardeo", "ése regalo".