21 diciembre 2011

La Navidad, ¿una fiesta religiosa o comercial?

La Navidad es una fiesta tradicional de la religión cristiana que lleva siglos celebrándose. En sus orígenes se trataba de una fiesta puramente religiosa, que se celebraba la noche del 24 al 25 de diciembre, es decir la noche en que nació el niño Jesús, mesías de la religión cristiana. Coincide con el solsticio de invierno, por eso cabe decir que la celebración de esta fiesta se remonta a nuestros más antiguos ancestros.
La esencia de la Navidad como fiesta exclusivamente religiosa, se fue perdiendo a medida que la sociedad avanzaba y cambiaba sus formas más básicas de percibir el mundo. Ya hace tiempo que se aprovechan las fechas navideñas no únicamente para celebrar el nacimiento de Jesús y para estar con la familia, sino también para hacer regalos, decorar la casa, preparar comidas exquisitas y abundantes…en general, para gastar, gastar y gastar. En los últimos 30 años, más o menos, la situación aún se ha acentuado más. La religión cristiana, en nuestra sociedad, ha perdido mucho peso y ya no ocupa la posición que ocupaba anteriormente. Ahora la Navidad se ha convertido en un período puramente comercial y artificial si la comparamos con lo que era en sus inicios. Solo hace falta ver qué es para nosotros esta fiesta; son un conjunto de días caracterizados por ser el período del año en que más dinero se gasta, y cabe decir que se gasta en cosas que no son necesarias para nuestro día a día. Este periodo llamado Navidad, va precedido de una época de ahorro en la que se intenta recaudar el máximo dinero para afrontar de la mejor forma posible las compras navideñas que se vienen encima. Es el período del año en que toca quedar bien con todos: con los amigos, con la familia…eso es lo que nos han hecho pensar y creer y estamos enajenados con ese concepto de la Navidad porque no nos dejan ver otra cosa. Las lucecitas, los belenes, los escaparates vestidos con colores brillantes, el curioso personaje de Papá Noel…todas las magníficas decoraciones de Navidad no son más que una tapadera que sirve para esconder lo que es realmente esta fiesta: un período que lo que hace es reforzar la sociedad materialista y capitalista en que nos encontramos. Es verdad que es una época muy bonita, en que la familia se reúne y los niños están felices, pero no es más que una ilusión en que estamos encerrados, es como una obligación al consumismo. Ahora bien, cabe decir que aunque la Navidad sea la fiesta comercial por excelencia, no es la única que lo es. Todas las fiestas, con sus orígenes generalmente religiosos, se han transformado en alguna de sus caras, en fiestas comerciales cuyo objetivo primordial es hacer dinero: el lunes de pascua con la famosa mona, san Juan con los petardos…
En conclusión me gustaría remarcar mi opinión acerca del carácter consumista de las navidades, y me gustaría decir que tendríamos que reivindicar un poco los valores tradicionales de la Navidad y hacer volver la esencia de esta fiesta a sus raíces. Es imposible quitar las compras navideñas, ya que son la principal atracción de la Navidad y están demasiado arraigadas, pero lo que sí que podemos hacer es conseguir que no condicionen tanto nuestras vidas y poder pasar las fiestas gastando un poco menos y haciéndonos felices con el simple hecho de tener a nuestra familia cerca y aprovechar así para establecer unos vínculos más fuertes con las personas que convivimos habitualmente , en una atmosfera más emotiva, cálida y hogareña.

1 comentario:

Teresa dijo...

Supongo que te gustaría un comentario laaaargo;pero,la verdad es que hay poco que comentar a un texto original, interesante, bien documentado y mejor redactado.
Curiosamente, al final, tienes un error ortográfico en " unos vínculos más fuertes con las personas que convivimos" donde debe poner "CON LAS QUE CONVIVIMOS".
¡Feliz Navidad! (es un deseo de paz, no de consumo, ¡eh!)