26 mayo 2012

Zanahoria, Las Huertas 3ra Sección, Naucalpan de Juárez, México

Ya la podía ver, esa esquina de un color azul intenso que no podía pasar desapercibida por nadie, la subcomandáncia de policía de las Huertas justo delante y la tienda de pollos... Todo eso me indicaba que me encontraba en mi destino, en la entrada de esa pequeña calle mal asfaltada y llena de coches de los 70 que me conduciría hasta casa. La calle de mi infancia, de mis recuerdos más íntimos, mi calle!Ese era el lugar donde crecí, donde hurtábamos huevos con Floripondio, el lugar que acogió mis miedos y mis alegrías, mis lagrimas y mis locuras... la calle Zanahoria. Continuaba como siempre, nada había cambiado en ese lugar solo que con 20 años de más. Las mujeres ancianas eran sustituidas por aquellas que en su día tuvieron que educarnos, las madres chillonas fueron sustituidas por mis compañeras, los hombres, todos ellos pecadores ahora eran aquellos muchachos que en su día fueron mis amigos, mis enemigos, mis compañeros.  Era la calle de la perdición, de la mala vida, de los vicios! Allí seguía esa pequeña entrada de forma rectangular más parecida a un pequeño parquin pero no, de eso nada, nunca lo fue. Solo con mirar des de fuera podías intuir que clase de lugar era ese. Una hilera de maquinas recreativas cubrían la pared principal; lleno de hombres sin futuro, de vidas perdidas, de almas muertas se encontraba ese lugar… Y allí estaba Guadalupe, la bella Guadalupe, la chiquilla de mi infancia, mi fiel amiga, mi tierna confidente. Esa chica tímida, de tez pálida, de grandes ojos y de abundante cabello castaño… Como ya he mencionado, ese era un lugar de almas muertas, de vidas perdidas y la suya no parecía ser menos.

1 comentario:

Teresa dijo...

Muy buena redacción,aunque yo la alargaría, le falta algo más de historia.
Cuidado con las faltas (los signos de exclamación, por ejemplo, abren y cierran las frases).