01 junio 2013

Comercio justo

Verdaderamente, desconozco lo suficiente sobre el comercio justo para poder crear una opinión propia sobre este tipo de mercado, aún así, estoy de acuerdo con lo poco que he podido escuchar sobre dicho tema.

Según recuerdo, este comercio pretende favorecer a partes iguales (o a partes dignas) tanto al productor, como al distribuidor y al vendedor. Esto me parece correcto ya que en numerosas ocasiones las primeras materias de grandes empresas provienen de países subdesarrollados, cuyos trabajadores cobran una irrisoria parte de lo que en realidad deberían, por lo cual, quien realmente se beneficia es la empresa.

Otro aspecto que me parece adecuado es la no-aceptación de mano de obra infantil. Muchos niños y niñas de hoy en día, indirectamente o no, están perdiendo su derecho a ser niños y disfrutar de su infancia, trabajando en dichas empresas y fábricas para aportar dinero a sus familias. Prohibiendo esta explotación creo la imagen de muchas empresas devendría más lícita y moral.

El medio ambiente es un ámbito donde el comercio justo se mantiene respetuoso. Hay documentales muy interesantes sobre el funcionamiento “peculiar” de según qué grandes multinacionales, en los que podemos ver como queman hectáreas de terreno de la selva amazónica, provocando una alteración en el hábitat natural de los animales de la zona, que suceden a grandes plantaciones y, directamente, a grandes beneficios. Creo que la naturaleza no debería ser tan brutalmente maltratada para favorecer el lucro de las empresas, y por eso, me decanto por la actitud ecologista que defiende el comercio justo.

Aún así y aunque muchas organizaciones y asociaciones estén actuando y apostando por este tipo de mercado, creo que en la sociedad corrompida en la que nos encontramos hoy es muy difícil conseguir que se cumplan tantos derechos humanos juntos, y es una pena.

Des de mi punto de vista, a nivel mundial, el comercio justo es un pico utópico, en el que muchos están dispuestos a poner trabas y obstáculos para que no pueda ser escalado, demostrando otra vez más, los inhumanos límites de la codicia humana.



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