Entrar en una tienda de ropa y que la música pete en nuestros oídos haciéndonos creer que estamos en una discoteca no es nada nuevo. Las empresas de ropa saben que a la gente le gusta la música, saben que no es lo mismo comprar en el desagradable silencio de una tienda solitaria o, aún peor, en el molesto ruido de un montón de clientes ansiosos de conseguir aquello que andan buscando. Ponen radios que están de moda, música marchosa que podemos oír en las discotecas si salimos de noche y ellos nos animan a hacerlo, nos dicen, con su música horripilante golpeando nuestros inocentes oídos: ¡Consume! Escucha esta canción que tanto te gusta y quédate.
Lo que intento decir es, ni más ni menos, que la música en las tiendas no es una cuestión del gusto de las dependientas, igual como el hecho de que los chicles se encuentren al lado de la caja en todos los supermercados no es casualidad. Es una estrategia comercial como muchas otras y, obviamente, funciona de maravilla. Por otra parte, y otra ventaja para la empresa de tener la música a volumen de discoteca es el echo de que, chicas que, por diferentes motivos, no entrarían a la tienda, escuchan desde fuera una música atractiva que las incita, como he dicho anteriormente, al consumo compulsivo de una ropa que, muy probablemente, no necesitan.
Bershka es una tienda de ropa que, como muchas otras, ha decidido utilizar todo esto a su favor. Sus productos están dirigidos a chicas jóvenes con ganas de divertirse y de salir, y que mejor que traerles la discoteca a su tienda en la que no solo puedes escuchar tu música favorita a un volumen asequible para ellas, sino que además puedes comprar un fantástico vestido para esta noche cuando, por fin, vayas a una discoteca de verdad. La exageración de esta música discotequera en dicha tienda no ha pasado desapercibida para las consumidoras que, muchas alegres con la imagen que da así la tienda, no han dejado de comprar ni un segundo.
Te entra por los oídos el mensaje consumista, que te ánima a comprar, a un volumen al cual simplemente no puedes ignorarlo.
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