24 mayo 2012

EL PODER ES DEL COLOR ZANAHORIA O DE LA MENTE?

Laura era una chica que nunca veía la luz de las cosas. Sus días eran grises, neutros, sin nada de especial. Ella estaba convencida de que su existencia propiamente era ya una desgracia. Su baja autoestima era la causante de todos los fracasos de su vida. No le gustaba salir con sus amigos porque decía que la gente la miraba mal por su físico, odiaba sus ojos, la forma de su nariz…pero sobre todo odiaba su pelo; aquel pelo oscuro y lleno de greñas que no sabía cómo arreglar ni se preocupaba por hacerlo. Se avecinaba aquel día tan importante para la mayoría de los adolescentes; el aniversario de los 18 años; la entrada a la mayoría de edad. A Laura le era indiferente su aniversario, es más, no pensaba celebrarlo de ninguna forma y por lo que hace a los regalos..¿Qué regalo podía desear ella a parte de cambiarse toda entera? Lo único que le interesaba por el momento era la fotografía; era una apasionada de este tema. En la clase de informática estaban aprendiendo a usar el photoshop, un programa de retoque fotográfico, y notaba como cada día iba dándosele mejor. Una tarde neutra, aborrecible, como todas las tarde en la vida de Laura, empezó a retocar una foto de un primer plano suyo, lamentándose de todos sus defectos cuando, de repente, hizo una operación informática que le cambió la vida. Con ayuda de un tutorial sacado de internet se cambió el tono de su pelo y se lo puso color zanahoria. Sus ojos se iluminaron al ver aquello, es el secreto que toda la vida había estado escondido en su interior. En seguida supo qué les pediría a sus padres como regalo de cumpleaños; una visita a la peluquería. Su madre no tardó nada en acceder ya que su hija llevaba siglos sin pisar ningún tipo de establecimiento estético y ella, que era una fanática de éstos, no podía comprender como su hija podía ser tan descuidada. El hecho es que el día de sus 18, Laura cumplió aquel deseo (cosa que llevaba sin hacer desde su niñez). Un mundo separaba el instante de entrar y el de salir de la peluquería. Laura sufrió un cambio radical, como de la noche al día, pero no sólo por el color de cabello; aquello era lo de menos, lo que realmente había propiciado aquel cambio en Laura fue su nuevo punto de vista hacia ella misma; el amor propio que creció en su interior. Toda su vida cambió: la sociedad fue abriéndosele a su alrededor, empezó a descubrir todas sus habilidades y ambiciones frustradas, mejoró en los estudios… Pasaron los meses y el baño de color que se había hecho fue desapareciendo y con él, el color zanahoria que había proporcionado aquel cambio en Laura. Lo realmente curioso es que Laura no fue degradándose junto con el color zanahoria. La oscuridad de su pelo iba reapareciendo mientras ella seguía desbordando alegría, seguía con aquella belleza que irradiaba a todo aquel que le pasara por delante. Laura se dio cuenta de que su sueño había terminado; ya no era pelirroja, pero no le importaba nada el no serlo. Había aprendido que su verdadero sueño, su verdadero deseo era estar bien con ella misma. El cambio de color de su pelo le ayudó a experimentar esta sensación, pero ahora se había hecho fuerte y había descubierto un nuevo modo de vida que no abandonaría nunca; se había descubierto a sí misma y había visto que su belleza natural era mayor a la que nunca hubiera podido desear. Aprendió también que todo el mundo tiene esta belleza propia; algunos la manifiestan abiertamente, otros la mantienen reprimida como había estado haciendo ella hasta entonces. Todo es cuestión del punto de vista que tu tomes de ti mismo; nada es bueno ni malo…nada es bonito ni desagradable…todo es lo que tú quieras que sea.. .. CLÀUDIA BOCHACA SABARICH

1 comentario:

Teresa dijo...

Una magnífica redacción y, además, con una estupenda moraleja final.¡Felicidades por sacarle tanto jugo a la zanahoria!