05 mayo 2012

EN TAN SOLO UNOS INSTANTES


En tan solo unos instantes vi como cambiaba mi vida.
Era un día de verano, habíamos acabado todos los exámenes, ya tenía el carnet de conducir, y decidimos irnos a pasar un fin de semana a Cambrils.

Decidimos irnos el viernes por la mañana y volver el domingo por la noche, así que llamamos a todos los hoteles “baratos” para pedir precios, para dos habitaciones dobles, era en temporada alta y muchos hoteles estaban llenos. Pero al final encontramos uno que estaba bastante bien. Ahora solo faltaba informar a la familia que nos íbamos.

Llegamos a Cambrils a las 11:00h de la mañana del viernes, y como siempre no encontrábamos el hotel, Antonio decía: “a la derecha”, Jaime: “a la izquierda” y Manolo, como siempre, estaba durmiendo…
¡¡Por fin!! Tenía razón Jaime, llegamos al hotel y nos dieron las llaves de las habitaciones. Antonio y yo dormíamos en la 121, Jaime y Manolo dormían en la 122. Quedamos a la 13:00h delante del hotel para ir a comer. Como siempre Manolo llegaba tarde, pero ya era de costumbre, hacía más de 7 años que íbamos juntos a la misma pandilla y ya le conocíamos.

Terminamos de comer sobre las 15:00h, y nos fuimos a comer un helado y dar un paseo por la playa.
Sobre las 19:00h decidimos ir al hotel a ducharnos y cambiarnos, pero Manolo había visto unas chicas a 100 metros del hotel y quiso ir a conocerlas. Jaime, Antonio y yo ya estamos hartos de pasear por la playa y decimos irnos, Manolo nos dijo que ya nos alcanzaría.

A las 20:00 Antonio y yo bajamos al bar del hotel a tomar una “caña” mientras  Jaime y Manolo se acababan de duchar. Eran 20:30 cuando Jaime bajo, y de golpe Antonio le pregunto por si a Manolo  le faltaba mucho, pero Jaime contesto que Manolo aún no había entrado a la habitación. Jaime cogió el móvil y lo llamo pero no contestaba. Dijo de ir a la playa a ver si aún estaba con esas chicas, de  pronto Antonio vio que había un chaval estirado a la arena de la playa sin moverse. Fuimos hacia allí corriendo y vimos que era Manolo estaba tumbado boca abajo, pero no se despertaba y decidimos girarlo…

Vimos sangre en la barriga y nos empezamos asustar, Jaime le subió la camiseta y tenía unas cuantas puñaladas alrededor del ombligo. A partir de aquí todo fue muy rápido; llamamos a la policía, y enseguida vinieron con una ambulancia. Los tres estábamos petrificados. Todo se movía alrededor de nosotros como si fuera un sueño. Le habían robado el reloj y la cartera, pero lo que nadie podía pensar es que también le hubieran robado la vida. A nosotros nos robaron un amigo y nos dejaron una sensación de culpa que aun la arrastramos ahora. En unos instantes cambiaron muchas cosas en nuestras vidas.

1 comentario:

Teresa dijo...

Hay algunas faltas de acentuación y algún error de puntuación.