12 abril 2007

¿Igualdad de oportunidades?

En los últimos años se nos está vendiendo que se está luchando para lograr una igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. No obstante, la cruda realidad nos muestra que se carece de la mentalidad social e individual para alcanzar esta meta.

Ambos sexos carecen de distinciones por lo que concierne a derechos, pero aún así, en la actualidad, las mujeres siguen luchando por ser tratadas por igual y para situarse en los puestos de trabajo más altos y adquirir importancia. A pesar de ello, los cargos más altos de las empresas siguen poblados de varones y se sigue hablando de jefes. En cambio, cuando se debate sobre cuestiones del hogar se invita a las criadas a presenciar esos puestos o cuando se habla de prostitución se relaciona con señoritas.

Lo que yo me pregunto es cómo, existiendo derechos humanos en los que se nos considera a todos por igual, se puede continuar viviendo en una sociedad tan machista como la nuestra. Los estudios atribuyen estas conductas a la educación que se recibe durante la niñez en el propio entorno familiar y en la escuela. Los valores recibidos y mostrados en estas etapas son básicos y esenciales para cualquier sujeto, aunque no sea ello la excusa para atribuir toda la responsabilidad a nuestros educadores. Por lo tanto, depende exclusivamente de cada uno respetar y ser respetado, pero cada vez resulta más complicado hallarlo en una sociedad como la nuestra.

En ese mismo sentido, una de cada tres mujeres españolas es maltratada. Además, cada año mueren miles de mujeres a manos de sus maridos o compañeros. De hecho, la causa más importante de mortalidad de las mujeres de edades comprendidas entre 25 y 40 años es precisamente la violencia de género, por encima del cáncer de mama, del terrorismo y de los accidentes de tráfico. Estos datos resultan del todo espeluznantes, y lo peor es que éstos son encubiertos por la Administración, por la sociedad y los medios de comunicación. Tal vez, lo que resulta más irónico es que se esté hablando de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, cuando la sociedad misma no condena estos delitos. Si persiste la violencia de género es porque el hombre sigue considerando a su mujer de su propiedad, porque se autoconsidera superior a ésta y porque no se hace nada al respecto.
En definitiva pues, no deduzco realmente cómo se puede hablar de igualdad de oportunidades, de derechos humanos, de tolerancia o de respeto cuando todas estas voces resultan estar vacías y sin significado. Una educación homogénea, que carezca de matices entre unos y otras con un mismo fin sería una vía para intentar derribar ese muro que existe entre hombres y mujeres.

1 comentario:

Teresa dijo...

Bueno Rosa, esto se acaba y en tu caso creo que la linea ha sido ascendente. Apenas tengo nada que decir de tu texto y una sola vez has hecho una construcción sintáctica poco natural e innecesariamente larga en "Ambos sexos carecen de distinciones..."
Por lo demás está muy bien. Espero que aunque el trabajo te haya resultado en algún momento pesado o monótono ahora recojas unos buenos resultados.