10 marzo 2010

LA INFLUENCIA DEL CAPITALISMO A NUESTRA PERSONALIDAD

El capitalismo es un sistema económico en el que los seres humanos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante transacciones en las que intervienen los precios y los mercados.

En la historia del ser humano ha habido diferentes sistemas económicos o más bien sociales, desde las organizaciones colectivas y sociales de los primeros homínidos hasta las monarquías absolutistas que dominaron Europa y Asia durante la Edad Media. El capitalismo tiene sus orígenes junto al comercio de bienes que había en la Mediterránea dominada por griegos y romanos, más tarde árabes. La aparición de una moneda para representar un valor del intercambio también fue entonces. Pero el capitalismo actual vino juntamente con la destrucción de la monarquía o poder absoluto como empresa de el país y que durante la revolución industrial pequeños comercios se convirtieran en grandes peces. Es entonces cuando realmente existe la preocupación por el intercambio y una producción sin tener ningún control. Estas empresas han ido creciendo y creciendo hasta poder controlar la mayor parte de la economía mundial, multinacionales como Nestlé o General Motors.

En este breve resumen de la evolución de la economía y los orígenes del capitalismo nos ayudara a entender nuestro comportamiento ante este. ¿Cómo nos influye un sistema económico en nuestra personalidad? Aparentemente no tiene ningún tipo de relación. Pensaremos:” ¿Qué tiene a ver el dinero de mi bolsillo con mi carácter?”.

Creemos que somos seres libres porque vivimos al siglo veintiuno y la mayoría de países del planeta tienen una aparente democracia al gobierno. Pues bien, si antes nuestras ataduras eran más visibles y gruesas (falta de derechos y libertades, opresión si no formabas parte de la élite) ahora son invisibles pero igualmente gruesas. Dependemos de que dice la sociedad, de los medios de comunicación, de su publicidad planeada por las multinacionales y arriba de todo el pastel, la cereza; del capitalismo. Las clases sociales no se han destruido, permanecen, y según tu nivel económico podrás tener unas aspiraciones o no. Esta es una importante influencia del sistema económico claramente. Pero incluso la gran preocupación de recibir un sueldo a fin de mes i conseguir un buen trabajo para llevar adelante un futuro que consiste en hipoteca y dos hijos, es consecuencia de este sistema. El hecho de la manipulación que recibimos por los mass media, cada año el cuento es diferente - que si cambio climático, gripe aviar, la crisis económica, etc.- influye en nuestros temores y necesidades. Y siempre ganan los mismos, las grandes y enormes empresas, el capitalismo.

Vemos que somos los peones de un juego de ajedrez, que de hecho, es similar a las pasadas monarquías que tanto luchamos para destronar, aunque con diferente figura del “rey”. Hacen que necesitemos mediante constantes estímulos publicitarios sus productos, controlan nuestras vidas (que fumamos, que pantalones vestimos, que yogur debe tomar el hermano pequeño y cual la madre, que coche toca a nuestra clase social, etc). Pueden influenciar sobre nuestra personalidad volviéndonos en seres consumistas, despreocupados y dependientes de la sociedad en general.

Aún así, y con mezcla de infinita tristeza y alivio, estamos en el equipo que gana el partido, ya que el capitalismo de hoy en día oculta en el tercer mundo su cara más devoradora y cruel, como si fuera una dictadura de las empresas y los “carters”. Es allí donde la gente debe trabajar por ellos hundiéndose cada vez más a la pobreza, explotación de sus recursos y muerte de sus culturas, en definitiva, es la más grande prostitución de centenares de naciones bajo el capitalismo.

En conclusión, nuestras vidas (también nuestra personalidad) son como marionetas, pensamos ingenuamente que somos libres cuando aun existe la esclavitud, pero sin cadenas de hierro y látigos (al menos en mi país). Más que influenciados, estamos manipulados por el capitalismo.

1 comentario:

Teresa dijo...

Laia:
Es un buen trabajo aunque quizá el que lee se acaba perdiendo con tanta metáfora. El lenguaje también oscila entre la expresión coloquial (un pelín demasiado) y el retoricismo de las imágenes. Por ahí también se cuela algún catalanismo (es uno de tus más frecuentes deslices) como cuando hablas incorrectamente del Mediterráneo que es masculino en castellano.